El erotismo es la exacerbación del deseo sexual por medio de la imaginación, la fantasía y/o la estimulación sensorial. Se identifica con el placer sexual.
El erotismo es un rasgo característico de los seres humanos por excelencia pues, a diferencia de otros animales, se aparean por placer y no solo con fines reproductivos. Así, el erotismo es independiente del instinto de reproducción sexual.
La palabra erotismo proviene de la unión del término griego eros, que significa ‘amor’ o ‘deseo sexual’, con el sufijo latino ismo, que significa ‘acción o actividad’.
Eros es también el nombre del dios griego al que se le consideraba dios de la atracción sexual, del amor y de la fertilidad. Este dios fue llamado Cupido en la mitología romana.
El erotismo pone en evidencia que la sexualidad humana es un fenómeno complejo, conformado por un universo simbólico, afectivo y psicológico, además del meramente sexual. Revela, pues, que la sexualidad humana cumple una función psico-afectiva.
El tema del erotismo ha sido abundantemente abordado en el arte y la literatura. Por ejemplo, en Las mil y una noches, varios de sus relatos describen escenas eróticas. La misma relación entre el Sultán y Scherezade, protagonistas de la historia, contiene elementos eróticos.
Características del erotismo
- Es un fenómeno humano por excelencia;
- Expresa la dimensión simbólica y afectiva de la sexualidad humana;
- Se alimenta de la imaginación, la fantasía y la memoria;
- No necesariamente conduce a la consumación del acto sexual;
- Se expresa de manera diferente según la cultura y la psicología de los sujetos;
- Usa diversos recursos para la excitación como la palabra, el vestuario, la gestualidad, los aromas y/o las sensaciones;
- Facilita el proceso de seducción;
- Facilita y mejora la experiencia sexual;
- Fortalece los vínculos con la pareja.
Las diferencias en sus dimensiones
Se considera que todo lo que carece de erotismo es pornografía, y que la pornografía tiene varios lados, y sí, cada uno le damos una forma, un espacio, un significado al erotismo o bien, a lo que creemos que es erotismo. En el mejor de los casos cuando conocemos un poco del tema, pero si no, le damos forma a lo que creemos que es.
Separando lo que es erotismo para hombres y para mujeres.
En Guatemala existe una revista muy compleja que en teoría está dirigida a público masculino en el que entre sus páginas se revela desnudos femeninos, y que a las mujeres les parece burdo.
Eso es erotismo para ellos ya que son muy visules.
A diferencia de los hombres, a las mujeres les cuesta encontrar una definición afín a lo que ellas encuentran erótico, sin embargo podríamos pensar que les gustaría ver hombres desnudos, ir a bailes exóticos o eróticos de hombres semidesnudos o desnudos, pero eso es algo que no es tan común, saben lo que sí es común para ellas, la lencería, los perfumes, su arreglo personal, sus cambios en el look…
Las mujeres siempre van en busca de esos cambios, de esa manera de verse más eróticas para que sus parejas las admiren y las elijan por encima de cualquiera…
Ahí hay una de las más grandes diferencias entre el erotismo femenino y erotismo masculino.
Ahora bien ¿Qué pasa cuando se pierde el erotismo?
Las primeras descripciones de los Manuales Diagnósticos y Estadísticos de las Enfermedades Mentales en sus versiones III R y IV R (1987-2000) incluían esta condición como parte de las disfunciones sexuales y definieron la evitación y fobia sexual, como la aversión persistente o recurrente para todo o casi todo el contacto sexual genital con una pareja sexual; esta circunstancia provoca malestar y dificultades interpersonales significativas.
Posteriormente se encontró que las personas con este problema también experimentan una sensación de miedo o repugnancia con el solo hecho de verse en riesgo de tener un encuentro sexual sin la proximidad de un contacto genital y, en otros casos, aversión a situaciones específicas; por ejemplo, aproximarse a las secreciones genitales, besos, abrazos, caricias, etc., con ansiedad y, en casos extremos, ataques de pánico.
Helen Kaplan (1987) describió la fobia sexual como una condición persistente, irracional, egodistónica, con evitación “fóbica” y que provoca ansiedad impor- tante a quien la padece; puede estar o no asociada con otra disfunción sexual y la aversión puede ser a cualquier circunstancia relacionada con la sexualidad: pensamiento, fantasía, sensaciones, contacto físico, etc.
En la última publicación del Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales, en su V versión (DSM V) (2013), eliminaron el problema de las disfunciones sexuales y lo clasificaron en el rubro de fobias específicas. En este caso, la situación u objeto específico al que se refieren los criterios se relacionan con aspectos sexuales.
Helen Kaplan, a lo largo de su práctica clínica, estudió diversos y diferentes casos de fobias específicas relacionadas con la sexualidad que cumplían los criterios que ahora propone el DSM-V.
Frecuencia
La prevalencia exacta se desconoce y es difícil de establecer, sobre todo cuando las personas tienden a evitar los encuentros sexuales y, por lo tanto, rara vez acuden a la clínica de terapia sexual. A pesar de esto se tiene una prevalencia reportada de 10 a 29% en población mayor de 18 años, sin datos precisos y frecuente en población femenina.
Algunos autores proponen que la causa de la aversión o fobia sexual se puede deber a:
- Conductas condicionadas con experiencias traumáticas, dolorosas (asociadas con síndromes dolorosos).
- Abuso sexual.
- Por procesos de aprendizaje restrictivo o negativo con respecto a la sexualidad.
Helen Kaplan propuso que la aversión sexual aparece como un círculo vicioso, como un mecanismo de defensa porque la evitación permite que la ansiedad y la angustia refuercen la evitación y, por lo tanto, el contacto sexual. La ausencia de contacto sexual disminuye la angustia pero perpetúa el círculo y lo refuerza. (Figura 1)

Desde el punto de vista clínico y de los manuales diagnósticos, la aversión y fobia sexual corresponde a un trastorno de ansiedad.
¿Cómo se debe evaluar?
Para valorar los factores de riesgo para la aparición de este problema debe efectuarse una valoración clínica integral, con especial interés en los antecedentes del desarrollo psicosexual:
- La evaluación clínica se realiza con base en los antecedentes del desarrollo psicosexual que darán la pauta para el diagnóstico. Es importante diferenciar si se trata de un problema primario, secundario, global o situacional porque estos datos clínicos orientan el tratamiento.
- Establecer el diagnóstico diferencial con otra disfunción sexual, como: bajo deseo sexual o algún síndrome doloroso, cuyo síntoma principal sea evitar el contacto sexual, climaterio, otros trastornos de ansiedad, trastorno depresivo, problemas con la pareja, etc.
- Estudios de laboratorio siempre y cuando la valoración clínica lo sugiera.
- Establecer un plan de tratamiento integral, incluyendo a la pareja.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento de la evitación y fobia sexual debe ser integral y en tres niveles de abordaje:
- Psicoeducación con el objetivo de re-educar a la paciente para quitar sus falsas creencias de la sexualidad para gradualmente lograr:
- Potenciación de la erotofilia con información de la sexualidad en general para eliminar creencias erróneas, intentando modificar las actitudes. Es fundamental el trabajo con los pensamientos negativos acerca de la sexualidad.
- Terapia de pareja centrada en el intercambio de conductas agradables y generando un adecuado grado de intimidad.
- Entrenar pautas de acercamiento diferenciando la aproximación cariñosa de la sensual.
- Desensibilización sistemática en imaginación.
2. Terapia sexual: las técnicas de terapia sexual se deben llevar, conjuntamente, con la psicoeducación y las técnicas dependerán del nivel de fobia de la paciente. El objetivo principal es acercarse a su cuerpo y descubrir las sensaciones placenteras sin temor y, posteriormente, su pareja lo pueda hacer de una manera gradual.
3. Psicofármacos: La que el Psiquiatra indique.
Conclusiones:
La evitación y fobia sexual es un problema que se observa en la práctica clínica y que, en ocasiones, se confunde con otras disfunciones sexuales.
Es importante mencionarla para tenerla en mente como posibilidad diagnóstica, incluso en las pacientes que acuden a consulta por cualquier otro motivo porque, como observó Kaplan, existen muchas situaciones que pueden provocar miedo o aversión.
Así que para cualquier consulta o si tienes alguna inquietud no dudes en contactarnos.